En alguno de esos horribles mails cadenas que me mandan, leí alguna vez una frase que decía "haz cada día, algo que te asuste". No es una frase que yo entienda mucho pero ayer me acordé de eso cuando tuve que caminar por uno de esos cerros llenos de plantas de la costa verde. Yo sé que allí viven millones de ratas enormes. Una vez las vi. Pero era eso o rodear por el puente de la Vía Expresa que divide Barranco de Miraflores. Talvez de día no me hubiese dado tanto miedo, pero era de noche y mientras corría entre el follaje, pude sentir decenas de colas y cuerpos gelatinosos al acecho, como si todo el cerro fuese un gran animal erizándose bajo mis pies. Las ratas sabían que yo estaba allí. Y yo sabía que ellas sabían. Pero ya sólo me quedaba correr. Así que corrí, como pocas veces he corrido.
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11 comentarios:
Oe... pero surcar ese puente de noche tampoco debe ser muy divertido. Yo le he pasado de día... y me alusina lo que pueda pasar ahí en las noches.
que buena la representacion grafica de la historia!
corrias asi con las manos levantadas?
[en espera de la segunda parte...]
buena ilustración. tuya?
q bonita la lunaaaa!
y q largas las colas de las rataaaas
q mieeeedooooo!!!
( yo tb espero la segunda parte )
tu eres un maricon porque nunca has querido salir a correr conmigo
la proxima vez me disfrazo de rata a ver si pasa algo
jaaaaaaaaaaaajajjajaa
si, yo hice el dibujito
yo amo las ratas jajajajajajaja
no hay nada mas askeroso q las ratas recuerdo apenas hace dos semanas mi amiga entro a su baño y en lo q enciende la luz la rata se le fue a la cara menos mal no le paso nada pero si le dio una crisis!
oiee pierre mi amigo es de cajamarca y se queja de que no has descrito muy bien la zona porq jacintos como el no la conocen
ahh por cierto muy bueno el dibujo
No hay nada mas asqueroso que el olor de una rata atropellada
Siiii.... pof! Uno de los recuerdos de chiquititud más espeluznantes que tengo es estar caminando por una calle de Jesús María rumbo a la academia de ballet y sentir el olor de ratas apachurradas que había por el parque cercano. Ese hedor se mezclaba con el dulce aroma de unas hojitas amarillas chiquititas que botaban unos árboles enormes.
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